sábado, 11 de julio de 2009

LOS HERALDOS NEGROS

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

Cesar Vallejo

Espergesia

Espergesia

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo, que soy malo; y no saben
del Diciembre de ese Enero.

Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.
Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.

Pues yo nací un día
que Díos estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Cesar Vallejo

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

Cesar Vallejo

miércoles, 8 de julio de 2009

Despertar

Si consiguiera acallar la cuerda grave

que me despierta en la madrugada

y trae la frágil certeza de lo posible

hasta el reducto en lo que todo falta.

Abrir los ojos es comprometido

despiertas al destino y a los otros

no saben cuán complicados son

aparecen como si fuera natural

en conjuntos de gestos semejantes,

emiten una impune serie de sonidos.

Desconocen el pavor de las especies

que sólo recuerdan la estampida

y aún más lejos, el polvo, la nada.


Sara Rosenberg

Pájaros

La herida cicatriza hasta la costra

y protege del instante con dureza.

No más el temblor de la inquietud.

Ahora los pájaros siguen su curva

sin dejar rastro sobre el azul vacío

y desaparecen en la nube helada.

Antes, antes los saludabas con la mano

herían la mañana cada vez que partían

traían en las plumas bosques, polen

y temblabas contemplando lo incierto

Antes, antes el movimiento era promesa

de cataclismo en la armonía del que ve

¿Qué pájaro se ha caído de tu vuelo?


Sara Rosenberg

jueves, 2 de julio de 2009

Que Clavarse

Que clavarse continuamente el alma
en todos los claros y vacíos,

que estirarse de un lugar a otro
prendido en los rincones vértigos
con alfileres de damas nostálgicas.

Que doloroso recogerse después
en las noches vértice, encogiendo la tela del día,
empaquetando el alma,
como llevando bajo el brazo.

Que sonreir al amanecer
con sueño de las cinco a.m.
vaciando continuamente la mirada
y el alma.



Víctor Hugo Arévalo Jordán