Si consiguiera acallar la cuerda grave
que me despierta en la madrugada
y trae la frágil certeza de lo posible
hasta el reducto en lo que todo falta.
Abrir los ojos es comprometido
despiertas al destino y a los otros
no saben cuán complicados son
aparecen como si fuera natural
en conjuntos de gestos semejantes,
emiten una impune serie de sonidos.
Desconocen el pavor de las especies
que sólo recuerdan la estampida
y aún más lejos, el polvo, la nada.
Sara Rosenberg
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