La herida cicatriza hasta la costra
y protege del instante con dureza.
No más el temblor de la inquietud.
Ahora los pájaros siguen su curva
sin dejar rastro sobre el azul vacío
y desaparecen en la nube helada.
Antes, antes los saludabas con la mano
herían la mañana cada vez que partían
traían en las plumas bosques, polen
y temblabas contemplando lo incierto
Antes, antes el movimiento era promesa
de cataclismo en la armonía del que ve
¿Qué pájaro se ha caído de tu vuelo?
Sara Rosenberg
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