miércoles, 4 de febrero de 2009

MIS CANTOS ILUMINADOS


surcaron los aires de la muerte,


y mas allá irán, aun,

del sueño dorado de tu vientre.



Oiré el gemir de los tigres


en lo recóndito de tus selvas,


contemplaré los cristales de lluvia


en lo triste de tus aristas,


sentiré el llanto apagado


en el centro de tus entrañas.

Los pétalos se abrirán


al nacer el sol mañanero,


las aves del recuerdo volarán

cuando corran los alegres nietos

regados en las huertas.


Y si ella se va


me internaré en los bosques

y le cantaré, mis quejas llorando,

y si ella se va, en la distancia

le cantaré, y le querré más,

si no se estremece

ataré un ramo de cantutas

de lirios blancos y rosas rojas

le pondré en el pecho…

volverá…

Víctor Hugo Arévalo Jordán.


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