miércoles, 13 de septiembre de 2017

COMO NO AGRADECERTE

Como no agradecerte
Si cada mañana o cada amanecer
Señalabas al sol naciente
Con la mano extendida
Como recibiendo la luz
Y sonreías en silencio.
Abría los ojos y el silencio se rompía
Con el canto de las aves,
El golpeteo de las hojas en la brisa.
Como no agradecerte
Si cada atardecer apuntabas al lucero
Inmensa luz solitaria correteando tras la luna
Y sonreías en silencio.
Y en las noches nítidas, sentada en el alfeizar
O en el canto del patio, contemplabas las estrellas,
La Cruz del Sur, las Tres Marías, el camino del cielo
La Vía Láctea. Cerraba los ojos
Y el silencio dominaba mi ser.
Como olvidar tus manos
Encallecidas del trabajo diario
Que me abrían caminos
Entre las multitudes de las calles.
Como olvidar tu voz cantarina
Que trinaba en las mañanas,
A veces en el hastío vespertino
Y me levantaba el corazón
Cuando veía y aprendía
Los dolores del mundo
Y de la vida. Esa voz cantarina
Que me repetía como un juego de memoria
Como eco mío, el abecedario,
Aquellas tardes que descubría
Que el Verbo existía.
Aprendí a formar palabras,
Aprendí el valor de ellas
Que encerraban sentimientos
Sagrados y heredados.
Cómo olvidar la luz del llanto
Cuando yo crecía tu llorabas
Y me enseñabas mi soledad
Y llorabas para que yo no lo haga
Cuando me llegue el momento,
Solo morderme los labios,
Solo clavarme las uñas en las palmas.
Y tu verbo que marco mi camino
Caminamos juntos un trecho de la vida
Después me tocó caminar mucho todavía
Mares, océanos, ciudades, pueblos, montes, valles
Rutas del hombre y rutas del alma
Recordando las piedras del patio de la casa
Cuando correteaba encerrado
Mientras aprendía esa sensación de lejanía
Sin temores, sin miedos,
Solo un profundo dolor de lejanía.
Era mi corazón adolorido
Que siempre lo has cuidado
Incluso hoy, con esa soledad irremediable
Aun palpita a tu ritmo.
Y esa figura mirando el sol
Que nace distinto todos los días
Mientras parpadeo recuerdos.

Víctor Hugo Arévalo Jordán.

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