miércoles, 13 de septiembre de 2017

EN LAS PAREDES CUELGAN ANIMALES

EN LAS PAREDES CUELGAN ANIMALES
En las paredes cuelgan animales muertos,
disecados por el tiempo,
animales muertos que fueron sembrados muertos,
que fueron felices aquí
molestando a la Soledad
de los dioses de ojos brillantes.

Cuelgan las víctimas, aves,
De largos vuelos sobre el océano
las víctimas cuadrúpedas,
que recorrieron las estepas.
La idea fundamental del Gran Mago
no ha visto ninguna herida,
salvo la que produce el tiempo.
Sus textos están escritos en las plumas,
en el suave pelaje de los cuerpos
que se disecaron en la armonía del silencio,
cueros que fueron firmados en las lejanías
pergaminos de piel suave, casi piel viva
que forman bosquejos trágicos y añorados.
Recuerdos de un suspiro de vida.
Se funden las sombras y el cerebro.
Las luces iluminan tu figura ahora,
casi ya un recuerdo, desnuda mujer-ave,
sentada ante la rústica mesa del experimento,
al centro de la habitación. Cabaña inmemorial.
Tu actitud contemplativa, absorta,
mirando dulcemente la rosa violácea
que sostiene en sus manos uniformes,
manos delicadas, se puede morir por ellas,
manos que yo - viento que silba en el desierto-
acaricio cariñosamente.
Sólo ella puede envejecer.
Soy el agua que moja su piel,
como el agua vivo sin consumirme.
Tu solo eres un recuerdo en la lejanía.
Víctor Hugo Arévalo Jordán

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