y todo tu cuerpo son rincones,
el fuego te dice que he vuelto,
traje flores y mi oscuridad,
traje silencio que es diálogo,
traje un desierto de sueños,
un libro de Kant,
traje mi marzo
que lo dejo caer,
día a día,
y deposito la semilla
en tu recuerdo,
tu aliento es ventana abierta
donde nacen las brisas,
ojos como vuelo de pájaros
que emigran antes del invierno,
vine a calmar mi sed,
bebí tus plegarias y tormentos
de hilo bordado
en las tardes sin fecha,
con llovizna,
tu gota de mundo.
Hoy mujer te abres,
y todo tu cuerpo son rincones,
hambre ancestral de los orígenes;
cabellos como la caída de la noche,
talle de ave, suave y perfecto;
y hoy te veo,
contemplo como arden tus ojos,
pasos tuyos en la pieza,
voces olvidadas de los tiempos,
gestos inmaculados,
recuerdos,
recuerdos,
recuerdos.
Víctor Hugo Arévalo Jordán.
donde nacen las brisas,
ojos como vuelo de pájaros
que emigran antes del invierno,
vine a calmar mi sed,
bebí tus plegarias y tormentos
de hilo bordado
en las tardes sin fecha,
con llovizna,
tu gota de mundo.
Hoy mujer te abres,
y todo tu cuerpo son rincones,
hambre ancestral de los orígenes;
cabellos como la caída de la noche,
talle de ave, suave y perfecto;
y hoy te veo,
contemplo como arden tus ojos,
pasos tuyos en la pieza,
voces olvidadas de los tiempos,
gestos inmaculados,
recuerdos,
recuerdos,
recuerdos.
Víctor Hugo Arévalo Jordán.
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