Cuando creemos que ya nada puede perturbarnos, surge el accidente y es
pasado, entonces pregunto al viento, a las aves, a los animales, si
saben del pasado, si lo vieron, si lo sintieron pasar, si sintieron el
temblor apenas perceptible que la vida nos deja en cada rincón del alma,
pregunto al viento que sopla mi rostro, pero es feliz el viento por que
no recuerda nada, solo lleva fragancias y voces que se pierden en la
nada, mucho menos me responderían, pero siento el latir de
las palabras que representan mi pasado, o es solo una impresión mía, un
ilusión más de este mundo de ilusiones? Donde esta esa imagen de mi
pasado, aquellas imágenes de la infancia?, dónde están? Quien las tiene?
Como puede la vida transcurrir indiferente a mi niñez y a la de
cualquier vulgar ciudadano del mundo?, ese pasado que siempre está
agazapado en lo más profundo del ser, suma de aceptaciones nuestras para
no pasar al olvido definitivo, no por eso indeseable.
Victor Hugo Arévalo Jordán
El
silencio de los Pobres.
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