miércoles, 13 de septiembre de 2017

Cuando creemos que ya nada puede perturbarnos, surge el accidente y es pasado, entonces pregunto al viento, a las aves, a los animales, si saben del pasado, si lo vieron, si lo sintieron pasar, si sintieron el temblor apenas perceptible que la vida nos deja en cada rincón del alma, pregunto al viento que sopla mi rostro, pero es feliz el viento por que no recuerda nada, solo lleva fragancias y voces que se pierden en la nada, mucho menos me responderían, pero siento el latir de las palabras que representan mi pasado, o es solo una impresión mía, un ilusión más de este mundo de ilusiones? Donde esta esa imagen de mi pasado, aquellas imágenes de la infancia?, dónde están? Quien las tiene? Como puede la vida transcurrir indiferente a mi niñez y a la de cualquier vulgar ciudadano del mundo?, ese pasado que siempre está agazapado en lo más profundo del ser, suma de aceptaciones nuestras para no pasar al olvido definitivo, no por eso indeseable. 

 Victor Hugo Arévalo Jordán
 El silencio de los Pobres.

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