viernes, 3 de abril de 2009

LA MUERTE AJENA

El pintor de soles (el de los tatuajes
de oro en su manos de noche), fuma su pipa de Galaxias
azules.

La noche clama mi dolor, con las sombras de un sol
que no arde, que fue destruído en el ocaso...

Agonizante amarillo-rojo...
intentando demostrar
tu secreto,
que lo bautizaste de amor,
aun sin querer.

Yo tengo la soledad de una noche sin hijos, una
risa dentro de los dientes, más atrás de la boca. Cubro mi rostro
con las sombras del Universo.

(Una sombra del Universo tengo en los ojos).

Y que cerca está mi eterna tristeza.
Soy una sombra Nocturna de las estrellas, hundido
en la negrura de la noche.

Tan pequeños y triste. Olvido siempre si alguien
me quiere.


Victor Hugo Arévalo Jordán

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